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- 23/03/15
FPT: relato y relatores de un mal negocio
La imagen genera el único tipo de envidia existente, porque mienten los que dicen sentir "sana envidia": un grupo de hinchas de Liverpool presentes en su estadio de Anfield sostiene a Mario Balotelli cuando el delantero quiere abalanzarse contra el defensor Chris Smalling, de Manchester United. Balotelli, desencajado, quería pelearse con el rival. Lo detuvieron los hinchas.
El 29 de mayo próximo se cumplirán tres décadas de la tragedia de Heysel, una masacre con 39 muertos provocada por la entonces violentísima hinchada del Liverpool. Fue durante la final de la vieja Copa de Campeones de Europa, que Juventus le ganó al equipo inglés. Aquella noche, en Bélgica se vio lo peor de la violencia de los hooligans, un flagelo de toda Inglaterra, tanto que la UEFA suspendió por cinco años a los equipos de aquel país en las competiciones continentales.Tres décadas más tarde, no sólo los hooligans fueron erradicados, sino que los hinchas del Liverpool tuvieron la oportunidad de frenar el intento de agresión de un jugador propio, porque en los estadios ingleses (y en los de casi toda Europa) las tribunas no tienen alambrados ni barreras. Eso se llama ni más ni menos que evolución.
La involución del fútbol argentino es notable en varios aspectos. La violencia está a la vanguardia. En 2015 ya se contabilizan al menos tres hechos de agresión con rollos de papel en los últimos tiempos: de los hinchas de San Lorenzo al asistente Juan Pablo Belatti en la final de la Recopa contra River; de la tribuna de Godoy Cruz al masajista de Lanús Juan Franco, quien sufrió desprendimiento de retina; y de los simpatizantes de Atlético de Rafaela al árbitro Germán Delfino, ayer. En ninguno de esos casos hubo suspensión, aun con dos referís afectados por sendas agresiones. También un técnico, Gustavo Alfaro, definió que el encuentro entre Tigre (su equipo) y Central se siguiera jugando después de que lo agredieran desde una platea del Gigante de Arroyito. "Por un pelotudo no vamos a parar", argumentó el entrenador. Y Diego Ceballos, con potestad pero sin carácter para suspender el partido, lo continuó.
El episodio de violencia de ayer en Rafaela contra Delfino tuvo su insólito correlato en la transmisión de Fútbol Para Todos. "Menos mal que le dieron en el pecho y no en la cara, así el partido puede seguir", celebró el narrador. Ni siquiera apeló a la condena que va de suyo ante un hecho así. El partido debía seguir. Pan y circo en tiempos del Relato. Se sigue hablando de que la diferencia entre una anécdota y una tragedia es la puntería de los cobardes que agreden desde las tribunas. Una falacia más: puntería tienen, atinan. En tanto y en cuanto los partidos no se suspendan, seguirán tirando impunemente. Y así, un día volverán a arrojar un cuchillo, como ya sucedió en un clásico de Avellaneda en los 90.
Inglaterra, el país donde los hinchas frenan a los futbolistas agresivos, vio cómo la Premier League firmó, días atrás, una suculenta renovación del contrato por los derechos televisivos: 7.452 millones de dólares por tres temporadas que pagarán Sky y British Telecom, un 70 por ciento de incremento. En España los clubes negocian directamente con las cadenas: Barcelona y Real Madrid cobran cada uno 151 millones de dólares por temporada. En Europa y Estados Unidos crece la audiencia de eventos bajo el sistema pay per view, según lo explica un reciente artículo del Financial Times. En la Argentina, FPT es uno de los principales vehículos propagandísticos del kirchnerismo, usado incluso a veces para ataques contra adversarios políticos. Ese programa de subsidio al fútbol quedó bajo sospecha por un informe que la Auditoría General de la Nación le envió a la jueza federal María Servini de Cubría, quien investiga presuntas irregularidades en el manejo de fondos destinados a FPT: son cerca de $ 3.000 millones en fondos destinados al fútbol entre 2009 y 2012.
Porque el fútbol del primer mundo europeo busca ser usado como espejo, hay un movimiento incipiente entre quienes enarbolan la bandera de la renovación dirigencial en la AFA: la creación de una liga profesional, como las de Europa, que les permita a los clubes independizarse del manejo centralista de Viamonte 1366 y del gobierno nacional. Una idea que hasta octubre, mes de las elecciones, será impracticable.
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